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Mandarino: La tragedia

por Ciudadano Aprendiz

… Y empiezo también a pensar las palabras recurrentes de nuestros abuelos: “un padre jamás debería sobrevivir a sus hijos …“.

 

 

Hablemos Claro:

Aquí es cuando empiezo a cuestionar cuanta cosa existe, o no existe, para que “sea su voluntad” haber perdido al Borjita. Y empiezo también a pensar las palabras recurrentes de nuestros abuelos: “un padre jamás debería sobre-vivir a sus hijos, es injusto“.

Mis abuelos como tantos otros, por varios motivos, sobrevivieron a algunos hijos; creo que a un par de mis tíos. En aquel momento fue inexplicable tanta angustia para mi niñez pero hoy, caramba que se siente como algo que quema y penetra la sangre hasta el grito, la desesperación y, finalmente, un vacío enorme …

Yo lo conocí. Le tomé alguna vez sus manitas por esas cosas de los juegos, cuando se tropezaba o casi caía, con mi hijo, mientras jugaban en su sala del jardín o, en el ultimo cumpleaños al que asistimos padres con niños, todos mezclados. No se por qué pero casi siempre nos encontrábamos sentados unos al lado del otro; coincidíamos. Para colmo de males, está ese lazo tan hermoso que solo saben los niños de inmenso amor, – los adultos des-aprendemos como hacerlo con el tiempo -. Llegan a casa y te cuentan: “papá, hoy el Benja y el Borja corrieron por la sala ….“. Y uno escucha con cara de tonto todo el relato, no precisamente sorprendido por la historia sino por todo el derroche de amor que va saliendo entre sus labios, mientras va mencionando a cada uno de sus amiguitos, en una mezcla de realidad y mucha imaginación.

Me detengo y pienso: ¡… que egoístas somos ! Tantas veces estamos juntos, los míos con los tuyos, y cada cual disfruta de su propio hijo como si el otro niño fuera solo parte del escenario. Como si las ¡benditas! cosas de la vida no fueran a tocarnos “a nosotros que somos una familia …”. Como si solo existiera el mío y los otros solo sirven para medir mi progreso económico, político o social. La realidad es otra hoy. Mío o tuyo, falta uno. Es el uno de otro pero pudo haber sido el mío MIO. El hombre debe amar al hijo del otro, tanto o más que al suyo propio porque es ese amor lo que ayudará a vivir a ambos, más adelante, en el mundo real. El mundo que ya nada tiene que ver con los saltitos, la risa y regaloneo. El mundo de verdad, el de los próximos años …

Ahora, alguien podrá convencerme para dejar de sentir este dolor? Alguien tiene la formula para arrancarse esto? Que triste pensar una y otra vez, sin poder sacarse de cabeza lo que habrá sentido el Borjita, quizás durante minutos, un par de horas, unos segundos. ¡Que duro no poder entender lo que pasa en un abrir y cerrar de ojos, y te lo arranca de los brazos …! Uno sin poder hacer más que gritar, llorar, volver a gritar, luego seguir pensando sobre cuál justicia me devolverá ese pedacito de mi alma. ¡Y quiero pelear! ¡Quiero simplemente infligir dolor! ¡En algún lugar! ¡A cualquier cosa! ¡No sé; da igual! Y me envuelvo en una guerra de todo contra todo. ¡De todo por todo!. ¡No sé; y sigue dando igual!  No me consuela ni la Biblia, ni El Capital, ni la Alcaldesa, ni el príncipe, ni el mendigo, porque simplemente, no puedo cerrar los ojos sin verlo una vez más.

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